¡Hola personitas lindas del otro lado de la pantalla!
Hacía tiempo que no escribía ya que tenía un bloqueo considerable y por fin me animé con este reto que organizó el blog Acompáñame.
Se trata de escribir un relato de título a elección, pero que esté relacionado con Halloween, y sin mínimo de extensión. Al finalizar el reto, el blog organizador, recopilará todos los relatos participantes y los maquetará en un libro que colgará en formato pdf —un libro no comercial—
Se trata de escribir un relato de título a elección, pero que esté relacionado con Halloween, y sin mínimo de extensión. Al finalizar el reto, el blog organizador, recopilará todos los relatos participantes y los maquetará en un libro que colgará en formato pdf —un libro no comercial—
Pues a ver que sale xD Y espero que os guste. Si os animáis a participar, click al banner de aquí abajo donde encontraréis las bases.
La chica del ático.
"¡Genial!" Pensó Jessie levantándose de su lugar en aquel banco, bajo el gran roble en aquel rincón del orfanato. Todos los años, durante aquella noche, era siempre lo mismo. Los mismos retos de iniciación para aquellos que recién caían bajo la protección de aquel lugar. Las mismas tontas historias de terror que se inventaban unas cuantas chicas solo para asustar a los pobre ilusos que se tragaban aquella tontería de si no pasaban "la prueba" tendrían que volver a vivir en la calle. ¿De verdad creían que una niña pequeña iba a salir de debajo del roble, pidiendo supuestamente ayuda y cuando se la concedes te mata? Por lo visto sí.
Mientras se alejaba hacía el portón de entrada del edificio, Jessie podía escuchar a algunos de los más pequeños gritando que podían escuchar la supuesta campanita con la que supuestamente la niña pidió socorro mientras, hace ya algunos años, por ahí por 1864, su colegio, aquel mismo orfanato que hace años no era otra cosa que un internado para "señoritas de alta sociedad", sucumbía a las llamas, quedando atrapada entre el fuego, junto con casi un centenar de chicas de entre seis y catorce años.
Jessie simplemente era una persona muy fría para estos temas. A sus 16 años, era una de las chicas que más tiempo llevaba en aquel lugar. Había llegado cuando tenía apenas seis, de la mano de aquel sacerdote quién decía haberla encontrado acurrucada durmiendo tras la cortina del confesionario de su iglesia, y desde entonces había visto como niños más pequeños que ella siempre eran los elegidos para ser adoptados, para tener una familia. Eso sí que era un cuento de terror. No tener a nadie más en el mundo que a sí mismas. Por lo que a Jessie, quien siempre se centraba en este pensamiento, era muy difícil, si no imposible asustarla.
Era una fría noche cerrada de Octubre, Las nubes en el cielo tapaban parte de la luna llena y las estrellas, dejando el lugar en penumbras por completo, solo alumbrado por las tenues luces provenientes de las llamas de las velas escondidas en las calabazas, colocadas estratégicamente en el jardín.
A tan solo unos metros del portón de entrada al edificio, Jessie rodó sus ojos al ver pasar corriendo a una niña pequeña a su lado, iba llorando y en su rostro podía verse el horror. ¿En qué pensaban aquellas chicas asustando a los más pequeños? Pero a pesar de todo su escepticismo, algo en la presencia de aquella niña, hizo estremecer a Jessie. No le dio importancia, aunque después desearía haberlo hecho. Haber dado media vuelta y haber vuelto con el resto de chicos y disfrutar como ellos de la noche de Halloween. Pero no. Simplemente, creyendo que aquel escalofrío que recorrió su cuerpo era producto del frío de Octubre, se ajustó la chaqueta y siguió su camino hacía el edificio, hacía su habitación.
Adentro no estaba mucho más iluminado que en el jardín. Había habido un apagón, producto del mal tiempo y tan solo quedaba la iluminación de las decoraciones. Todo estaba silencioso, apenas llegaban a sus oídos las débiles voces de los chicos afuera. Jessie se apresuró a subir las escaleras hasta el primer piso. Al final de este estaba su habitación. Todavía no había puesto un pie en el último escalón, cuando un ruido proveniente de arriba de su cabeza la sobresaltó. No le dio importancia. El edificio era viejo, las cañerías hacían ruido. Las maderas del ático siempre crujían por el desgaste del tiempo. Siguió con su camino hacía su habitación.
Otro ruido proveniente del ático. Pero a diferencia de los típicos crujidos, este había sonado más como un golpe. ¿Alguien había subido al ático? Nadie subía al ático. Y no solo por las típicas historias que siempre se contaban en estas fechas, si no porque años atrás había ocurrido un incendio en el edificio y el gobierno tan solo había remodelado parte de este, dejando el resto casi en ruinas, por lo que estaba estrictamente prohibido subir allí.
Acordándose de la niña que había pasado llorando junto a ella antes en el jardín, la curiosidad le ganó a Jessie, quien se dispuso a subir por aquellas estrechas, oscuras y desgastadas escaleras hasta el ático.
Al llegar los ruidos habían cesado. No más golpes. Ni siquiera un mísero crujido. Algo que a Jessie le llamó la atención. Puso su mano sobre el picaporte de la puerta, poniendo la oreja junto a esta para escuchar.
Silencio.
Con un leve encogimiento de hombros y creyendo que todo había sido una invención suya, la chica dio media vuelta para regresar a su habitación. Un paso. Dos. Ya estaba con un pie en el primer escalón hacía abajo cuando... un pequeño gemido se escuchó a través de la puerta del ático.
Jessie se apresuró de vuelta hacía la puerta y volvió a poner su mano sobre el picaporte. Esta vez no se lo había imaginado. Estaba segura. Allí había alguien, y podía jurar que era la niña que había visto antes. Giró el picaporte, pero este no se movió. La puerta estaba trancada, tal y como lo había sabido siempre. Volvió a intentarlo, si la niña estaba dentro, no podía haberlo hecho por otro lado. Nada pasó. Se dio la vuelta, pasando su mirada con sus ojos entrecerrados ajustando así su visión a la oscuridad, buscando algo con que pudiera abrir aquella puerta cuando....
La puerta se abrió de pronto.
Jessie volteó de un pequeño salto. Estaba segura que hacía dos segundos la puerta estaba trancada. Se asomó a través de esta. Todo estaba oscuro. Nadie se encontraba en el interior.
Un escalofrío la volvió a recorrer desde sus pies hasta el último cabello de su cabeza, y un mal presentimiento la inundó.
Dio un par de pasos despacio hacía el interior, sin entrar del todo. Buscando el origen de aquel pequeño gemido que había escuchado antes. Y entonces la vio.... acurrucada en un rincón al final de la habitación estaba la pequeña niña, con su cabeza escondida entre sus rodillas levantadas a la altura de su pecho, llorando.
—No deberías haber entrado... —dijo con una débil y llorosa voz entre suspiros, apenas alzando su pálido rostro, casi transparente, hacía Jessie, quién se quedó totalmente paralizada al observar aquellos ojos intensos ojos tan rojos como la sangre clavándose en ella.
—Tú... tu has entrado... estabas llorando... no puedes estar aquí, vamos —tartamudeó Jessie, volviendo en sí. Tan solo era una niña pequeña ¿qué le asustaba tanto en ella?
—No se puede salir de aquí —respondió la niña sorbiéndose la nariz —todas las historias son ciertas, Jessie... tal vez no tal y como las cuentan pero todas tienen algo de cierto y la niña atrapada en el ático es cierto.
Jessie sintió un vuelco en su estómago al escuchar su nombre. No era extraño que todos en el orfanato supieran su nombre, era una de las que más tiempo llevaba allí, pero al igual que todos allí la conocían también ella los conocía a todos, pero... aquella niña... ahora que lo pensaba y la miraba bien, no recordaba haberla visto nunca antes, ni por el comedor, ni por los jardines, por ningún sitio... ¿Tal vez había llegado en los últimos días? A veces pasaba. A veces algunos niños tímidos pasaban sus primeros días en sus habitaciones hasta que tomaban confianza. Tal vez este era el caso y por eso no se acordaba de esta pequeña.
—No intentes sacarle la lógica a esto... —comentó la niña como si le hubiera leído la mente a Jessie.—Hace mucho tiempo, ya no recuerdo cuánto, también escuché ruidos provenientes de este sitio. Entonces subí y encontré a una niña jugando con su muñeca, tenía su vestido antiguo y partes de su cuerpo quemados, me dijo si quería jugar con ella y cuando acepté entonces la niña desapareció y desde entonces no he podido salir de este lugar. Ahora es tu turno de guardar el ático. Mi turno de descansar a llegado. Tal vez ahora encuentre a mi mamá....
Dicho esto la niña desapareció, dejando a una desconcertada Jessie con su rostro pálido por lo que acababa de presenciar, allí en medio de aquel ático. La puerta se cerró y Jessie se quedó allí dentro esperando que otra chica subiera a reemplazarla.
Muchas historias se escuchan sobre la desaparición de Jessie. Unos dicen que fue expulsada del orfanato y llevada a un reformatorio después de meterse en distintas peleas. Otros, sobre todo las niñas chismosas, que en una escapada conoció a un chico y se escapó con él.... El comunicado oficial desde la dirección del orfanato fue adoptada. No hubo investigación. Se inventaron esa historia para evitarse problemas con los inversores de donativos, porque... ¿Quién iba a confiar en un orfanato donde desaparecen los chicos?
Muchos dicen que a veces, sobretodo en noches como la de Halloween, pueden escuchar los lamentos y gritos de Jessie, llamando a la pequeña que desapareció de su vista sin más, o atrayendo a otros chicos a subir allí para dejarlos atrapados y poder escapar ella de la maldición del ático... pero nadie hasta el momento se ha atrevido a subir a comprobarlo, ¿te atreverás tú?
Hola María.
ResponderEliminarPues menos mal que no estabas motivada.
Pedazo relato más bueno que te has marcado compañera.
Jejeje.
Recogido y agradecido está para la recopilación que estamos haciendo y si alguien más se anima, todavía hay tiempo.
Un abrazo maja.
Muchas gracias, me alegra que te haya gustado.
ResponderEliminarUn placer haber participado y a ver si alguien más se anima, cuántos más mejor xD
Besos ^^
Hola, Maria.
ResponderEliminarY claro, que por supuesto que no me atrevería a subir a ese ático. Que no sé cómo le haría si la curiosidad se posesionara dentro de mí. Un relato lleno de suspenso, con tan escalofriante final. Un aporte muy bien adaptado para el reto Halloween. Un placer leerte.
Saludos
¡Muchas gracias!
EliminarMe alegra que te haya gustado, me anima bastante para seguir escribiendo, ya que lo tenía un poco apartado.
Nos estamos leyendo.
¡Besos!